El desarrollo de la visión comienza con el estímulo de la luz, cuando el recién nacido abre los ojos y continúa los primeros años de vida, al igual que el desarrollo del cerebro. La visión es muy importante en el desarrollo psicológico (neuronas espejo, empatía, teoría de la mente), psicomotor (motricidad, coordinación) e intelectual de las personas. Es muy importante evaluar que el ojo y la vía visual se encuentren bien formados y que alcance las habilidades visuales a la edad correspondiente.
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Se estima que cerca del 80% de lo que aprendemos está directamente relacionado con la visión. El niño o niña reconoce las imágenes y luego se desarrolla el lenguaje. La buena visión influye en el desarrollo de la lectura, escritura, manualidades, deportes, etc. Durante el examen oftalmológico se detectan defectos ópticos (necesidad de lentes), estrabismo (pérdida de binocularidad), visión de colores, entre otras. Si uno o ambos padres o la familia directa tienen

Las personas con necesidades especiales, tales como enfermedades genéticas, secuelas o enfermedades neurológicas o generales, pueden ser beneficiadas con ayudas ópticas y/o terapias de rehabilitación permitiendo un mejor desempeño en sus actividades cotidianas y sociales. Existen técnicas de examen e instrumental que se adaptan a las necesidades individuales.

El ojo y el sistema visual terminan su desarrollo general, aproximadamente a los 9 años de edad; pero se modifica durante toda la vida. Puede haber cambios ópticos en la pubertad que deben ser detectados. El medio ambiente y los hábitos de vida pueden afectar la salud visual, como por ejemplo: las alergias, el trabajo excesivo de cerca, a pantallas, exposición a contaminantes, al sol, etc. En la edad adulta, se sugiere control cada 1 a 2 años según su estado de salud ocular y general.

Nuestros ojos, envejecen así como nuestra piel, articulaciones, etc. Después de los 50 años es muy relevante el control anual, para detectar y tratar oportunamente enfermedades tales como: cataratas, glaucoma, enfermedades de la mácula. Los defectos ópticos se modifican en el curso de la vida, por lo que los anteojos deben ser medidos al menos 1 vez al año.